¡Continuamos con las curiosidades que no sabías de Madrid!
5- El muro de la vergüenza en Madrid
Durante gran parte del siglo XX un muro separó una ciudad, un país y el mundo entero. Berlín vivió durante años dividida por un bloque de hormigón y cemento de más de 150km y 3,5 m de altura que, hasta su caída el 9 de noviembre de 1989, avergonzó a la humanidad. La capital alemana y Madrid están hermanadas y esa unión hizo que tres bloques del muro fueran trasladados a la urbe española para que sus habitantes pudieran recordar este episodio negro de la historia.
6- Un duende del amor escondido en el Retiro
Viajando en el tiempo, es fácil imaginarse al rey Felipe V paseando por el parque del Retiro sobre el siglo XVIII. Entonces el recinto era privado y el monarca se pasaba horas viendo crecer las plantas y flores del lugar. Cuenta una leyenda que trabajadores del parque decían que tanta belleza era culpa de un duende que iba cambiando las flores de sitio cada día para que cada paseo fuera diferente. Cuando el parque se hizo público, muchas parejas de enamorados iban al Retiro en busca de este duende, ya que se decía que si lo encontraban serían afortunados en el amor. Ahora es mucho más fácil encontrarlo, ya que José Noja levantó una estatua del duende en 1985.
7-La estudiante que se disfrazaba de chico
Una joven universitaria solitaria, apoyada en una pared de piedra, con varios folios de apuntes en la mano y con la mirada perdida. Se llama Julia y es la vecina más famosa del barrio de Malasaña. Situada en la calle Pez, sobre la pared de piedra del Palacio Bauer, esta escultura de bronce salda a todo aquel que pase por la zona desde 2002. Obra de Antonio Santín, Julia simboliza la historia de una mujer que se atrevió a romper las reglas del siglo XIX. En esa época en la que solos hombres tenían accseo a la Universidad Central, en la cercana calle de San Bernando, esta joven optó por disfrazarse de chico para poder asistir a las clases como oyente. Muchos hablan de leyenda, pero esta heroína existió de verdad. Se llamaba Concepción Arenal y fue en el año 1842 cuando logró lo que nadie había hecho hasta entonces.
5- El muro de la vergüenza en Madrid
Durante gran parte del siglo XX un muro separó una ciudad, un país y el mundo entero. Berlín vivió durante años dividida por un bloque de hormigón y cemento de más de 150km y 3,5 m de altura que, hasta su caída el 9 de noviembre de 1989, avergonzó a la humanidad. La capital alemana y Madrid están hermanadas y esa unión hizo que tres bloques del muro fueran trasladados a la urbe española para que sus habitantes pudieran recordar este episodio negro de la historia.
6- Un duende del amor escondido en el Retiro
Viajando en el tiempo, es fácil imaginarse al rey Felipe V paseando por el parque del Retiro sobre el siglo XVIII. Entonces el recinto era privado y el monarca se pasaba horas viendo crecer las plantas y flores del lugar. Cuenta una leyenda que trabajadores del parque decían que tanta belleza era culpa de un duende que iba cambiando las flores de sitio cada día para que cada paseo fuera diferente. Cuando el parque se hizo público, muchas parejas de enamorados iban al Retiro en busca de este duende, ya que se decía que si lo encontraban serían afortunados en el amor. Ahora es mucho más fácil encontrarlo, ya que José Noja levantó una estatua del duende en 1985.
7-La estudiante que se disfrazaba de chico
Una joven universitaria solitaria, apoyada en una pared de piedra, con varios folios de apuntes en la mano y con la mirada perdida. Se llama Julia y es la vecina más famosa del barrio de Malasaña. Situada en la calle Pez, sobre la pared de piedra del Palacio Bauer, esta escultura de bronce salda a todo aquel que pase por la zona desde 2002. Obra de Antonio Santín, Julia simboliza la historia de una mujer que se atrevió a romper las reglas del siglo XIX. En esa época en la que solos hombres tenían accseo a la Universidad Central, en la cercana calle de San Bernando, esta joven optó por disfrazarse de chico para poder asistir a las clases como oyente. Muchos hablan de leyenda, pero esta heroína existió de verdad. Se llamaba Concepción Arenal y fue en el año 1842 cuando logró lo que nadie había hecho hasta entonces.
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